domingo, 8 de agosto de 2010

Polvo de estrellas.

Madrugada solitaria desoladora, mis ventanas se movian, retumbaban y volaban mis pensamientos; hundida entre el sueño desgastado y mi mirada tan terca; ahi vivias...en el mundo de este extraño, moldeando mis recuerdos y vaciando poco a poquito la arena de mis bolsillos.
Cuan ansia de burdel en mis uñas de verte, de acariciar tu piel-seda, de decirte que te estas haciendo borrosa, y no era por el alcohol que arrullaba a mis venas si no por el paso del tiempo que presuroso y con golpe-terremoto te quita de mi cabeza, no; no quiero. ¿Te das cuenta...? Por eso fui a verte. Tenia miedo de las horas y solo tu las pausaste; el sueño lucido.
Era honrar la belleza y la catarsis con tu estatica empujandome al vacio. Tu cuerpo cobijando mi exajerada desesperacion por no perderme, cobija cual nube azul en el espacio perezoso. Como no acordarme de cada palabra que te cantaba con suspiros si las letras que la hacian dolian como lagrima en el precipicio de los labios; mucha sal. Como no recordar tus ojos que añoraban el pasado y de tus manos nerviosas por curarme de este algo que me sigue cual tormento, como no acordarse que a las cuatro de la mañana mi vida, resurgia pero moria en el intento. Todo por default mi amor; se quedó en la memoria. Que lástima, hubiera preferido que se hubiera quedado en el transfondo negro de la noche formando una estrella.
Terminé por tomar el tren de media noche, no es que me halla dado por vencido o mucho mas; lo que pasa es que al llegar esa noche a tu mundo, hubo na verdad que no me dijo tu boca pero si tus ojos.
Te veo en neptuno musa.

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