miércoles, 24 de agosto de 2011

Los besucones

Aquel dia, trotaba sobre mi eterna momentanea costumbre, en el tren de mi rutina nublada y mojada; en la lluvia de los murmullos de la gente y la motosierra del camion, mediocre en su andar ya que es casi un insulto para mis audifonos y mi exigente trasero de trailero.

Me acordè de tus besos, tan sin prisa como una improvizacion de jazz, de tu lengua que golpetea el precipicio de mi boca matumba con el afan de hacer un sample en la musicalidad de mi alma. Me acordè de tu danza suicida, de tu rito donde ahogas mis sueños entre la saliva que secreta el infierno del laberinto de tu boca; infierno porque ahi arde la ingenuidad de mi famoso beso.

Abrazè este recuerdo que tengo de tus besos, asi como guardo tus caricias en la memoria volatil de mi piel, o talvez como te guardo entre el espeso camino de mis pensamientos, la forma tan complicada de almacenar informacion en mi cerebro, es violenta; duele como un beso tuyo.

Cierro mis ojos prensado entre el estres que flota en la oscuridad de la noche que cobija el desvelo de este toxicomano. Prensado entre la dulzura del aroma que dejò aquel ultimo beso tuyo, cuando me alejaba a miles por segundo de tu estadìa, te mirè de lejos sonriendo tartamudeando una alegria que se miraba lejos, tus besos no son magia, no son intimos, no son rutina ni costumbre. Tus besos son morir la realidad y despertar la ficcion de la ficcion.








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